Sobrevivir a los festivales de fin de curso… sin caer en el delivery

(Crónica real de una madre corriendo entre actos, túnicas arrugadas y mochilas que aparecen mágicamente a último momento)

Diciembre tiene una energía particular.
Las escuelas arden —y no por el calor: festivales, actos, despedidas, meriendas compartidas, ensayos, disfraces, cartulinas, madres llorando de emoción y niños que desaparecen justo antes de subir al escenario.

Y ahí estamos nosotras:
corriendo del acto de la mañana a la muestra de la tarde, tratando de sostener un mate tibio y rezando para que la túnica no tenga una nueva mancha de tempera.

En el medio de ese torbellino pasa SIEMPRE lo mismo:
terminamos comiendo cualquier cosa!
Panchos al paso, galletitas dulces de la cantina, una porción de pizza fría… y una culpa que se instala como si fuera parte del uniforme escolar.

Pero acá viene la buena noticia: se puede sobrevivir al diciembre escolar sin caer en comidas rápidas… si salimos preparadas.


El kit de emergencia para madres de diciembre

Porque si hay algo que aprendí con Emma y Bella es que cuando ando con algo rico y nutritivo en la cartera, evito tentaciones y salvo la tarde (y el humor).

Frutas frescas

La vida misma. Mandarinas, manzanas, banana… lo que aguante el trajín.
Son rápidas, prácticas y te rescatan del bajón de la espera eterna mientras los maestros organizan a 48 niños hiperactivos.

Frutos secos

Un puñadito de almendras, nueces o castañas hace magia:
te da energía, te calma el hambre y no ocupa nada de espacio.
(Bonus: si tus hijos empiezan con el “maaamá, tengo hambre”, salen del apuro también).

Chips de banana

Dulces sin culpa. Satisfacen antojos y no se derriten, no se rompen y no se vencen… ¡son perfectas para sobrevivir al acto de fin de año!

Barritas de cereales caseras o saludables

Livianitas, ricas, ideales para esos horarios en que no almorzaste pero tampoco merendaste.
En El Molino las eligen muchísimo para las mochilas, para la oficina y para estas épocas de caos.


La idea no es ser perfectas… es llegar vivas a febrero

Porque diciembre es hermoso, sí, pero también es agotador.
Entre disfraces de último momento, horarios cambiados y carreras entre aulas, a veces lo más sencillo es olvidarnos de nosotras.
Llevar un snack saludable en la cartera no es una moda: es autocuidado versión mamá real.

Y si pasás por El Molino, ya sabés:
acá te armamos tu kit de supervivencia de fin de curso con amor, con productos ricos y con esa cercanía del barrio que tanto nos gusta.

Porque acompañarte también es esto:
hacerte el diciembre un poquito más liviano.

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